A lo largo de
mi vida profesional he tenido la fortuna de tener unos jefes muy
buenos, que han supuesto una guía contínua en mi carrera
profesional y me han servido de inspiración en muchos ámbitos de mi
vida tanto personal como profesinal.
Todos ellos
tenían características muy diferentes, distintas formas de ser,
trayectoras profesionales opuestas y modelos de liderazgo
diferenciados.
Tratando de
discernir qué características concretas hacian de ellos unos buenos
jefes, he llegado a la conclusión de que todos ellos de una manera u
otra llevaban a cabo un evidente Liderazgo Situacional.
Ya sea porque
les surgía de manera innata o porque lo aprendieron en algún curso
o master, todos ellos eran capaces de adaptar su modelo de liderazgo
a las características concretas que requería la situación de cada
momento.
Del mismo
modo, en relación con los estilos directivos, aunque había jefes
que destacaban más en uno o en otro, con carácter general todos
eran capaces de desarrollar una mezcla de estilos directivos en los
que primaba más uno u otro dependiendo de las características
concretas de la situación.
En todo caso,
y dado que el curso que estamos trabajando trata sobre dirección
pública, considero de especial importancia los estilos relacional y
participativo.
Puesto que en
la administración pública no se cuenta con la capacidad de influir
ni negativa ni positivamente en muchos de los factores relacionados
con el puesto de trabajo (pertenencia a equipos, salarios,
gratificaciones, etc.), la función principal del líder del grupo o
del director debe ser la de motivar, generar un buen ambiente de
trabajo y conseguir que todo el personal implicado trabajo en pos de
un objetivo común. Para ello, quizás los estilos relacinal y
participativo son los más adecuados.
El estilo
orientativo, aunque lo veo muy necesario se encuentra muy constreñido
por las restricciones clásicas de cualquier trabajo en la
administración pública: exceso de legislación, normativa mal
redactada, imposibilidad de cambiar la normativa, puestos de trabajo
obsoleto, equipo de trabajo cambiante, etc.
Por su parte,
en mi opinión, el estilo capacitador funcionaría muy bien siempre y
cuando se trate de empleados ya fuertemente motivados y trabajadores
y tiene como contraprestación que daría lugar en muchas ocasiones a
una situación típica en la administración como es el hecho de que
al que más trabaja, se le da más trabajo.
Con respecto
a las competencias directivas, considero especialmente interesante el
desarrollo y transmisión de la visión estratégica. Para ello, es
fundamental desarrollar una serie de comportamientos relacionados
especialmente interesantes, como por ejemplo:
-
Transmitir correctamente la visión estratégica tanto jerárquicamente hacia arriba como hacia abajo.
-
Realizar acciones encaminadas a asegurar que la visión estratégica sea compartida.
-
Implementar la capacidad para sintetizar ideas inspiradoras.
-
Implementar la capacidad para transmitir las ideas inspiradoras previamente sintetizadas, de forma motivadora.
-
Servir de inspiración, no solo con la palabra sino sobre todo con el ejemplo.
-
Realizar sesiones periódicas para recordar la visión estratégica.
-
Dejar por escrito en lugares visibles de la oficina la visión estratégica.
-
Corregir periódicamente el rumbo de aquellas acciones que se alejen de la visión estratégica.
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